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Experiencias Travel Planner

En primera persona: Uganda, un sueño hecho realidad

Hoy os escribe Laura Martí, Travel Planner de Bestours Viajes y os voy a contar mi fascinante experiencia recorriendo el apasionante destino de Uganda.

En la África más profunda, Uganda respira un encanto único, y tras diez días por sus densas selvas y cerca de su gente, este viaje se ha convertido en un sueño hecho realidad.

Uganda vive eclipsada en muchas ocasiones por la fama de sus vecinos Kenya y Tanzania, pero cuenta con unos protagonistas que cambia toda la escena: los gorilas.

Como amante de los safaris, imaginaba lo que había visto en otras ocasiones, pero en seguida me di cuenta de todo lo que me quedaba por ver y vivir. Una África totalmente distinta, húmeda, colorida –especialmente de verde– fría en ocasiones y repleta de selva. Rápidamente entendí por qué la llaman “La tierra de las mil colinas y los grandes lagos”.

Dejando atrás la capital Kampala, ruidosa y ajetreada como Nairobi, la primera toma de contacto fue Ziwa Rhino Sanctuary. Un santuario de animales privado en Uganda establecido con el objetivo de reintroducir los rinocerontes blancos del sur en la naturaleza. Este precioso santuario es el único lugar del país donde se pueden observar estas hermosas criaturas en peligro de extinción.

Tras el almuerzo, pusimos rumbo a Murchison Falls National Park. El alojamiento Nile Safari Lodge me acogió la primera noche. ¡Qué lugar! Ubicado en el Victoria Nile, la experiencia safari es un constante.

En este punto del viaje pude disfrutar de un recorrido en barco por el Victoria Nile hasta las espectaculares cataratas Murchison Falls, donde contemplar un montón de animales e infinidad de aves.

Foto: Nile Safari Lodge

Otra de las grandes experiencias que no olvidaré jamás, fue levantarme a la madrugada para disfrutar de un safari por carretera que me permitió ver en persona y en su hábitat natural, el día a día de animales como monos, jirafas, ciervos, búfalos y elefantes. Después hicimos una parada para reponer fuerzas, deleitándonos con un delicioso desayuno en mitad de la sabana africana Borassus Palm y sus praderas en busca de leones, leopardos, hienas, búfalos, elefantes, antílopes… hasta llegar a Albert Lake, donde disfrutamos de la observación de diversas especies de aves como el pájaro secretario, la serpiente de pecho negro, el águila leonada y muchos más.

En avioneta privada, volamos hasta Kasese para iniciar la ruta por carretera hacia Kibale National Park, cruzando una preciosa zona volcánica entre cráteres donde se forman lagos y que se ha convertido en el terreno perfecto para albergar algunos de los hoteles que os recomendamos.

Uno de ellos es Papaya Lake Lodge, un alojamiento rodeado de los exuberantes y verdes paisajes de la región ugandesa de Great Crater Lakes. Como su nombre indica, es una preciosa zona enclavada entre dos volcanes extintos, frente a las aguas turquesas de los lagos Lyantonde y Kifuruka y con inspiradoras vistas a la majestuosa cordillera Ruwenzori Mountain Range.

 Un oasis de nueve lujosas cabañas, un restaurante y una hermosa piscina con terraza panorámica. Un lugar creado con gran pasión, aprecio por la cultura local y la máxima atención a los detalles que te hace sentir gran satisfacción y felicidad de poder estar viviendo este viaje.

En este punto disfrutamos de un trekking a pie por Kibale National Park para encontrarnos con los chimpancés. En grupos reducidos, nos adentramos en la densa selva para llegar hasta estos primates que, en un momento, más de una decena abandonaron las ramas de los árboles para darnos la bienvenida a su hogar. ¡Un momento único que no olvidaré jamás!

Otro de los hoteles que me encantó fue el Elephant Plains Lodge, en el Parque Nacional Queen Elizabeth. Ubicado junto al lago Kikorongo, las llanuras visten los ventanales de las habitaciones del hotel donde los elefantes merodean tranquilamente sin olvidar que ese es su hogar y desde donde puedes observar leones trepadores, elefantes y muchos animales más.

Una instantánea que se repitió en Ishasha Wilderness Camp, un campamento exclusivo al más puro estilo africano donde la vida y el tiempo pasan por delante de tu tienda. Situado en Ishasha dentro del Parque Nacional Queen Elizabeth en el río Ntungwe, es un refugio idílico para las personas amantes de la naturaleza. Con los pies en la selva, en tented camps de auténtico lujo para vivir la esencia africana más pura y convertirme por unos días en una habitante más de la selva.

Por carretera pusimos rumbo a Bwindi Forest, el bosque impenetrable, donde mi sueño iba hacerse realidad.

Bwindi Forest, el bosque impenetrable

Un escenario que da vida a una biodiversidad inmensa y que cobija a todos los gorilas del país. Y en este entorno de película se ubica Bwindi Lodge, sin duda el alojamiento que más me gustó de todo el viaje.

Un auténtico paraíso pintado de verde en el que puedes deleitarte de la naturaleza en su estado más puro. Con vistas al bosque impenetrable de Bwindi, este precioso lodge ofrece una experiencia de safari verdaderamente única en la selva de Uganda, pues al estar separados por nada más que un idílico arroyo, los gorilas mismos son visitantes frecuentes.

Al llegar al hotel, el guía que nos acompañaría a conocer a nuestra familia de gorilas, nos esperaba con un acogedor recibimiento para explicarnos todo lo que íbamos a vivir al día siguiente.

Tras descansar una noche, al despertar con los nervios a flor de piel por lo que estábamos a punto de vivir, en el hotel nos facilitaron todo el material necesario para  la experiencia que iba a adentrarnos en el mundo de los gorilas.

Foto: Bwindi Lodge

El trekking empezó en el punto de información de  lo que llaman el “Bosque impenetrable” y su nombre no es en vano. Es la selva en su máxima expresión. No existen los caminos, ni los atajos, la vegetación se acumula en tus botas, las ramas te cierran el camino y apenas se ve el suelo al pisar, pero la recompensa es impagable. Un precioso lugar a 3.000 metros de altura repleta de estos sorprendentes animales, los gorilas.

Tras adentrarnos en la selva unas horas, por fin tuvo lugar el gran momento… ¡Conocer a nuestra familia de gorilas, formada por trece miembros, dos de ellos SilverBack! No he podido vivir un instante más conmovedor y emotivo que mirar a los ojos de un gorila, junto a sus crías en su hábitat natural.

Una experiencia para todos los sentidos en un país que desprende libertad. El sentimiento de felicidad máxima se apoderó de mí durante todo el viaje. Un destino que me brindó la oportunidad de desconectar del mundo que conozco, para conectar profundamente con el entorno y toda su fauna salvaje como nunca antes lo había hecho, a escasos metros de mí, y mirándonos a los ojos los unos a los otros.

 

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