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Planes y recomendaciones

Diario de una escapada de lujo a Cheval Blanc París

Capital mundial del amor, representante del lujo y el estilo, competencia directa de la moda italiana y ciudad del buen gusto y la clase. Esta ciudad esconde entre sus grandes atractivos como la Torre Eiffel, el Louvre o el Palacio de Versalles, una experiencia más allá de todo lo que hayas experimentado anteriormente. Un affaire único con el lujo que solo se encuentra en París.

Francia es distinta en muchas cosas, pero en esta ocasión la capital francesa se ha convertido en el epicentro del lujo más exclusivo del planeta. Sin competencia parecida en cualquier otro rincón del mundo, esta es la experiencia definitiva para aquellos que quieran experimentar una estancia que es difícil de describir con palabras y que tiene nombre y apellidos: Cheval Blanc.

Un recorrido en el que todos tus sentidos se convierten en protagonistas y en el que cada detalle despierta una emoción reveladora desconocida. La experiencia empezó solo aterrizar. Con total discreción, característica indispensable para la experiencia, me recibieron con un iPad con el nombre del hotel. Recogida discreta, personalizada y acompañada en todo momento hasta llegar con un traslado privado en un vehículo Mercedes Class E a las puertas del hotel, ubicado en el corazón de la ciudad de la luz, y a escasos metros de la suntuosidad del Louvre y el Marais.

Una vez allí, se abren las puertas de un paraíso que poco tiene que envidiar a los atractivos que ofrece la ciudad. El mayordomo asignado nos realizó el check-in en la propia Suite (en esta ocasión teníamos una Junior Suite Seine) y nos facilitó un teléfono de contacto para cualquier requerimiento. Botella de champagne, surtido de dulces de la marca Louis Vuitton y una estancia decorada para olvidarte del ajetreo de una ciudad llena de arte y magia, pero también frenética y vibrante.

Sin duda, la mejor habitación que he visto nunca. Elegancia y clase dentro de un espacio no clásico, que ha sabido cohesionar el lujo con la modernidad a un nivel que supera a la excelencia. Antes de empezar, la estancia requiere de una pequeña introducción de todas las amenities y servicios que ofrece el espacio. Desde los utensilios básicos a los tratamientos personales como la bañera jacuzzi o la ducha-hamman que puedes programar tú mismo. Todo está pensado para desconectar de la vida de París al llegar a tu habitación, especialmente en el horario nocturno donde la suite se convierte en un templo para relajarse: bañera preparada con sales Cheval Blanc, flores, serum de ojos de Dior y distintas cremas corporales y de exfoliación. Todo con las excepcionales vistas al río Sena y un set perfecto para acomodarte en la cama.

La gastronomía también es otra de las apuestas especiales de la firma Cheval Blanc– que pertenece al grupo de lujo LVMH y que cuenta con la colaboración de todas las marcas del grupo– y que es una parada obligatoria durante la estancia.

La Brasserie, con una estrella Michelin,  la Langosteria o Le Garden – todos ellos en la séptima planta– ofrecen una variedad de fusiones gastronómicas que acompañan con una carta de vinos exclusiva pensada para acompañar a los platos que protagonizan la carta.

El hotel que celebra a lo grande el art de vivre parisien, se ha convertido en el “Place to be” de una escapada de lujo a París.

Descubriendo París

La experiencia es en sí Cheval Blanc, pero la firma no olvida en qué ciudad está ubicado. Y las firmas que componen LVMH son otro de las razones por las que hospedarse. La Maison de Christian Dior y el museo son reclamos para los amantes de la moda. De hecho, la experiencia de dormir en la casa de Dior también es posible.

El museo que rinde homenaje al diseñador es una cuna de conocimiento y arte, decorado con un gusto exquisito. Pero no es la única presencia que tiene Dior en la firma. De vuelta al hotel, el Spa Christian Dior rinde homenaje al culto por el cuerpo y el bienestar. Una piscina que es una maravilla para los sentidos que puedes complementar con cualquiera de los servicios wellness que ofrecen.

Los amantes de la moda también están llamados a visitar la Samaritaine. El lugar donde todas las marcas más exclusivas se dan cita para acercarte a la moda de una forma distinta. Belleza, moda y estilo a un solo paso de la mano de un personal shopper en The Apartment donde podrás explicar tus gustos y tener todas las marcas y sus mejores prendas disponibles para ti.

Otra de las experiencias indiscutibles fue el museo de Louis Vuitton. Un espacio antagónico al que desprende su homólogo Christian Dior. De diseño industrial, almorzamos en un restaurante alternativo, pero donde la firma LV está presente en todos sus platos; vajillas, postres, cafés y platos. Un almuerzo ideal que solo puede mejorar en la merienda.

Como no podía ser de otra forma, el río Sena también nos cautivó con su magia con los mejores champagnes franceses y las vistas de un río que respira vida propia y al que decoran las luces de la ciudad.

París siempre ha sido magia, pero ahora, Louis Vuitton eleva a la capital francesa a otro nivel. Un paraíso del lujo para los amantes de las grandes ciudades, la cultura y la moda, con un trato inigualable jamás concebido.

París c’est l’amour, pero también c’est Cheval Blanc.

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