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Experiencias Travel Planner

En primera persona: Colombia…¡Qué chimba!

Hoy os escribe Julia Franch, Directora General de Grupo Bestours y os quiero contar mi gran viaje en familia a Colombia de este verano.

Muchos países dentro de un solo país. Desde la costa que baña Cartagena y decora también Barranquilla y Santa Marta, en el océano Atlántico, pasando por el canal de Panamá para llegar al Pacífico, divagando hacia el interior hasta Medellín, Bogotá y adentrándose hasta la gran selva amazónica.

Colombia es un contraste de vida, color, paisajes diversos y costumbres que la convierten en uno de los países más dispares y a su vez completos de todo el continente sudamericano. El verde del interior y las lluvias imprevisibles contrastan con las aguas calmadas de la costa, los altos edificios y la vida nocturna.

El choque entre la vida rural y la modernidad conviven bajo una misma bandera, por todo un territorio tan diverso que ni tan siquiera comparte acento.

Aterrizamos en Bogotá, y a 2.600 metros de altura, nos recibió una capital en reconstrucción rodeada de los verdes del altiplano cundiboyacense. Con un clima agradable en los meses de verano, la ciudad es una auténtica joya histórica rodeada de caos moderno. 10 millones habitantes, coches, infinidad de bicicletas y un acento ‘rolo’ muy marcado.

La Candelaria es el barrio del encanto. El más antiguo y donde se congrega gran parte de la cultura de la urbe. Cafés de especialidad junto a museos, el Centro Cultural García Márquez o el Museo de Botero conviven con grupos de jóvenes que bailan al ritmo del reggaeton y la cumbia. El arte de Fernando Botero se respira entre sus calles con la cordillera de los Andes como telón de fondo y una arquitectura colonial que rememora tiempos pasados.

Un tesoro de ciudad con una vida nocturna extensa y que cuenta con uno de los mayores tesoros del mundo; la catedral de sal. Considerada la primera maravilla de Colombia. La catedral más grande del mundo construida bajo tierra -a 180 metros– donde cada estancia y cada versículo tiene su representación en habitáculos tallados con sal. Una obra maestra difícil de creer.

Una ciudad que también tiene cobijo para las nuevas tendencias, especialmente las gastronómicas, donde los futuros grandes chefs se abren paso en el paladar de los colombianos en el barrio de La Medina. El mismo barrio donde se ubica el mejor hotel de la ciudad y nuestra recomendación; Four Seasons Casa Medina para el alojamiento. Un hotel que ofrece una de las experiencias más elegantes de la ciudad en el entorno tranquilo que ofrece el distrito financiero.

Rumbo al paraíso

Tras dos días en la capital, pusimos rumbo al eje cafetero. Reclamo turístico del país y leiv motiv de su fama. El lugar donde se crea y cuida lo que ellos consideran su oro marrón; el café. Sin duda, uno de los parajes más impresionantes de toda su geografía donde el café no es el único atractivo.

A caballo, nuestra primera visita nos llevó al Valle de Cocora. Lugar sagrado donde duermen palmeras de más de 80 metros de altitud. Verde, montaña y mucha paz decoran un paisaje que es la prolongación del eje cafetero.

Montañas recubiertas de miles de árboles y flores exóticas son el hogar de infinidad de aves que se convirtieron en nuestra banda sonora en cada amanecer. En medio de la nada más absoluta y rodeados de bosques tropicales, la experiencia en el eje cafetero empieza por el alojamiento. Hoteles Boutique, hechos de madera y bambú, con un servicio exclusivo, pero totalmente adaptado a su entorno. Rural, pero con gusto, la naturaleza se convirtió en nuestro compañero de viaje. Cuando parecía que el verde se acababa, otros centenares de kilómetros se habrían paso para alargar una selva que parecía interminable. Un remanso de paz para disfrutar en Hotel Sazagua o Hacienda Bambusa, dos conceptos similares en distintas ubicaciones que tienen en común la magia que les rodea. Spa, paseos a caballo, piscina infinity y mucho café son la combinación perfecta para tres días de esencia colombiana en una desconexión constante.

Foto: Hotel Sazagua

Medellín; eterna primavera

De la paz absoluta, llegamos a la ciudad de la eterna primavera; Medellín. La ciudad del caos y el miedo de los años 90’ se ha convertido, tras 30 años de transformación, en la urbe más cosmopolita y puntera de todo el país. Atrás queda su mala fama y de los carteles ya solo queda el recuerdo de Escobar para los turistas.

Una ciudad que recuerda su pasado para no repetirlo. Con un clima más veraniego, la capital de Antioquía nos cautivó. Dicen que, si no lo encuentras en Medellín, no existe, pero sin saber que buscábamos encontramos todo. Cultura, arquitectura, arte, gastronomía y una hospitalidad como en pocos lugares. La historia más cruel de Colombia ha sido la inspiración para transformar una ciudad corrupta y peligrosa en un lugar rejuvenecido con un aroma a modernidad incuestionable.

La Comuna 13, es el ejemplo de esa transformación. A través del arte urbano y los graffitis, el barrio que ocultó durante décadas a Pablo Escobar se ha convertido en el mayor atractivo turístico de la ciudad. Sin orden alguno en su arquitectura, ni los ojos, ni las cámaras alcanzan a ver el final de un barrio que es testigo y ejemplo del cambio social que jamás se haya visto en una ciudad.

Y de esa evolución, nace el Medellín más cosmopolita. La ciudad de los ‘paisas’ cuenta con una de las mejores experiencias hoteleras del país. Un hotel que nace con la voluntad de despertar los cinco sentidos desde tu llegada. El Hotel El Cielo, sin duda, es la estancia definitiva para entender la transformación de la ciudad. Un cambio que, el chef Juan Manuel Barrientos, también ha sabido trasladar a sus platos. La experiencia gastronómica de degustación, es un imperdible al visitar la ciudad.

A una hora de trayecto en coche, la naturaleza también tiene su cuota de protagonismo en Guatapé y el Peñol. Un monolito de 220 metros de altura con 703 escalones de subida y 693 de bajada para contemplar una maravilla construida por el hombre. Y como no, no nos pudimos ir sin conocer la noche en Medellín. Decenas de cantantes rinden homenaje a Provenza y, sin duda, valió la pena conocer de primera mano la zona más ambientada de la noche de Medallo.

Foto: Hotel El Cielo

Cartagena, bienvenidos al Caribe

Aterrizamos en el verano caribeño colombiano. Cartagena de Indias, que cuenta con el puerto más importante de Sudamérica y que ha sido un punto estratégico durante siglos, la alegría de la ciudad se respira desde la llegada.

La música es un constante dentro de sus murallas y entre las calles de su casco histórico, mientras palenqueras venden fruta, los jóvenes cantan rap y los restaurantes de autor ofrecen una gastronomía como en pocos lugares del país.

Calor y humedad para conocer la otra cara de Colombia en unos días de descanso, beach clubs, paseos en barco y buenos restaurantes. Una ciudad costera que ofrece su mejor alojamiento en Casa San Agustín, en un ambiente lujoso dentro de tres casas coloniales restauradas con tan solo 20 habitaciones y 11 suites disponibles.

Colombia es, sin duda, el país por descubrir de un continente de por sí rico en contenido, pero con una historia que te atrapará desde el minuto uno.

Colombia es diversidad cultural, en cada territorio puedes encontrar tradiciones, músicas, danzas y comidas típicas diferentes. Si algo recordaré de este viaje es su gente; sonrientes, acogedores y alegres, es por ello que se define como “el país más acogedor del mundo”.

Foto: Hotel Casa San Agustín

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