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Experiencias Travel Planner

En primera persona: Tanzania, tierra de migraciones

Hoy os escribe Eli Mompin, Travel Planner de Bestours Viajes y os voy a contar mi gran experiencia recorriendo los rincones más bonitos de Tanzania y los momentos imborrables que viví durante esos días.

Allí donde todo empezó. El continente por excelencia, hogar de uno de los fenómenos naturales más conmovedores del planeta. La Gran Migración, uno de los mayores espectáculos del mundo o donde poder deleitarte observando a “los cinco grandes” o los “Big Five” …el búfalo, el elefante, el león, el leopardo y el rinoceronte.

Casi en el ecuador de África, en las inmensas llanuras entre el Serengeti y Masai Mara, búfalos, ñus y zebras se dan cita cada año para cruzar los ríos rumbo al norte en busca del pasto verde. Una ruta milenaria guiada por el instinto tras los meses de gestación.

Una migración que marcan las lluvias, pero que sigue, desde hace siglos, una ruta a través del río Mara que cruza Kenia y Tanzania, convirtiendo estos dos países en el paraíso de los aventureros y amantes de los animales.

Hogar de la naturaleza

Nuestra llegada a Arusha, al norte de Tanzania, fue la carta de presentación a lo que nos esperaba por delante. Nueve días de pura naturaleza. Rodeada de parques naturales, una inmersión para entender cómo los africanos viven su tierra y la entienden.  Un amor idílico a sus paisajes y a su cultura donde también se traduce en sus alojamientos, dando muestras de su hospitalidad a los viajeros.

Nuestra primera parada fue Arumeru Lodge en Arusha, perteneciente a la cadena Tanganyika expedición, cadena que cuenta con diversos albergues exclusivos, con ambientes acogedores y ecológicos, distribuidos todos ellos en los lugares más bellos del país, uno de sus objetivos más destacable es la defensa del turismo sostenible que cada vez está cogiendo más fuerza en África, permitiendo integrar el turismo con el respeto a la cultura local, y poder disfrutar de la naturaleza como si fueras parte de ella.

Ameru, ubicado en una zona entre el aeropuerto y Arusha, dispone de unos magníficos jardines done se pueden observar dik-diks, monos y una gran cantidad de especies de aves. El albergue alberga una de las vistas más bonitas al Kilimanjaro y al Monte Meru.

A tres horas en furgoneta, nos adentramos en el paisaje africano más representativo. Nuestra primera parada, el Parque Nacional de Tarangire. Un santuario para los elefantes y donde poder disfrutar de un atardecer entre baobabs y vivir una fotografía mental casi idéntica a la de la famosa película del Rey León. Una experiencia que disfrutamos en Maweninga Camp, un hotel ecosostenible encima de una imponente roca de granito y con tan solo 16 tiendas de campaña. Un remanso de paz absoluto, con vistas al Lago manyara y Burunge

Nuestra ruta continua hacia el norte, Bashay nos esperaba. Una parada más cultural para conocer el apasionante pueblo de Karatu. Un pueblo ancestral totalmente distinto a los Maasai. Una experiencia alternativa al safari que nos dio la oportunidad de conocer sus tradiciones y estilo de vida. Con algunos parecidos a sus vecinos, los Karatu son especialmente hospitalarios y nos enseñaron cómo han desarrollado su forma de vida alrededor de la naturaleza. Por la noche nos alojamos en Bashay Rift Lodge, ubicado en la zona de Karatu a solo unos kilómetros de Ngorongoro

A media hora de Karatu, nos esperaba el Parque Nacional de Ngorongoro, patrimonio mundial de la UNESCO. Un verdadero santuario de los grandes mamíferos africanos. Nuestra visita empezó a lo grande; con la ascensión hasta el cráter del volcán. Un cráter que, contra todo pronóstico de la imaginación, rezuma verde.

Parecía imposible, pero dentro del cráter hay vida. Cientos de animales han hecho de lo que un día fue un escupidero de lava, su hogar.

La magia del Serengeti

Si el volcán nos dejó boquiabiertos, entendimos a qué debe el Serengeti su fama. Antes de adentrarnos en el safari, Olduvai nos acogió para tener una primera toma de contacto hasta la cumbre de Kopjes. Unas piedras de más de dos millones de años de antigüedad que ofrecen unas inolvidables vistas, todo ello con la inigualable compañía de los Maasai.

Los Maasai, son pastores de bóvidos, ovejas y cabras, alrededor de los cuales gira su riqueza económica, algunos colaboran en los lodges, pudiendo trasmitir su forma de vivir y entender la vida.

Llegó el momento; un viaje ascendente hacia el norte similar al que recorren los grandes mamíferos. Pusimos dirección al río Mara donde realizamos dos safaris, incluido uno de noche, donde pudimos ver a los animales descansar bajo las estrellas y arrancar el paso con el primer rayo de sol.

Todo bajo una ubicación excepcional. Con un equipo de guías y jeeps eléctricos, pasamos totalmente desapercibidos.  De noche, contamos con las Zeiss Hunting, unas cámaras térmicas que nos ayudaban a ver a los animales y sus movimientos en la noche.

De día retomamos el camino junto a los Maasai para llegar hasta la llanura del Serengeti. Un safari auténtico donde presenciamos hasta un robo. Un mono robó un panel de abejas para hacerse con la miel y, de vuelta, las leonas nos sorprendieron a escasos metros de la puerta del lodge.

Una vez ya en el río Mara, nos alojamos en el lodge Mara River Post, uno de los pocos que tiene vistas directas al cruce del río, y a un espectáculo inigualable de la migración. Donde disfrutar de la estampida de ñus, cebras y de más animales sorteando el agua y pidiendo a la suerte no ser presa de los cocodrilos. Todos en un orden cronometrado y un paso ligero ensayado. Una estampa inolvidable.

Nueve días de completa inmersión en un mundo desconocido al nuestro, pero que existe paralelamente a tan solo 10.000 km. Un viaje al pasado, a la realidad y a la belleza más pura.

Un viaje donde, como dijo Ernest Hemingway “Nunca supe de una mañana en África en la que al despertar no fuera feliz”.

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