
Experiencias Travel Planner
En primera persona: Bolivia, el tesoro que te sorprenderá de Sudamérica
Nuestra Travel Planner, Maribel Gualda, nos cuenta su viaje por uno de los destinos con más personalidad de Sudamérica.
Destino casi olvidado entre los grandes atractivos de Latinoamérica, Bolivia acumula un sinfín de tesoros por descubrir. Conocido como el país de los superlativos —ya entenderéis el por qué— Bolivia me regaló mucho más de lo que esperaba. Contiene un poquito de todo aquello que la rodea y que se ha convertido en parte de su personalidad.
Un país donde las tradiciones indígenas perduran por todo su territorio y que cuenta con una multiculturalidad tan extensa como su territorio, empezando por los 36 dialectos oficiales.
La Paz
Nunca un nombre hizo tan poca justicia a una ciudad. La Paz es todo menos eso. El caos a 4.061 metros de altura te da la bienvenida al país.
Edificada sobre un valle, el tráfico es caótico. Furgonetas por todas partes, y, sobre todo, mucha, mucha gente. Un caos que tiene un encanto especial y que no se comprende hasta que se vive. Calles estrechas en el centro, peatones esquivando coches y una única directriz: no te quedes quieto, muévete constantemente. Un tráfico que no quise ni imaginar cómo sería si no fuera por el teleférico con el que se mueven más del 50% de los habitantes. Un metro adaptado a la fisonomía de la ciudad, con unas vistas increíbles y que lleva cada día a más de 159.000 pasajeros por los aires de la urbe con más de ocho líneas.
La línea de metro colgante en forma de teleférico, al que vale la pena subirse para apreciar el valle en el que se erige una ciudad que cuenta con otros tantos atractivos. El mercado de las brujas, es visita obligatoria. Patrimonio cultural, encontré la tradición y el conocimiento de la sabiduría humana de siglos y siglos entre los tenderetes. Un paseo por la medicina tradicional, los saberes originarios y las ofrendas convierten este espacio en un lugar con un aura especial.
A mi llegada a La Paz me alojé en el hotel Casa Grande. Un alojamiento que os recomiendo y que mezcla la decoración contemporánea, la arquitectura más funcional y el servicio cinco estrellas.
La carta de presentación de Bolivia fue muy distinta a lo esperado, pero pronto llegó la calma que imaginaba. A una hora y media en coche desde La Paz aguardaba, imperturbable, una de las joyas del país.
Lago Titicaca
En la frontera natural entre Perú y Bolivia, a 3.800 metros de altura, se extiende el azul divino del lago más alto del mundo. ¡El lago Titicaca! Un paisaje indescriptible. Miles de litros de agua azulada rodeados de la aridez del desierto más absoluto.
Un lugar sagrado para los incas en cuyo fondo descansan los restos de la primera urbe Inca. El lugar donde se creó el sol, la luna, las estrellas y donde descansan las islas flotantes como la Isla del Sol y la Isla de la Luna. En la isla del sol, donde me alojé, y tras dos horas de caminata, se esconde el alojamiento perfecto para contemplar uno de los mejores amaneceres del planeta. En la Posada del Inca Ecolodge, a casi 4.000 metros de altura, ver salir el sol no tiene precio.
Un viaje paralelo
Flotando como flotan las islas del lago, volvimos a La Paz para poner rumbo al tesoro de Bolivia. Un lugar donde también hubo agua hace millones de años, pero donde ya solo quedan restos, el Salar de Uyuni. Este paisaje sorprendente y único en el mundo entre colinas de 6.000 metros de altura y con una extensión de 10.582 kilómetros cuadrados, nos acogió para brindarnos una experiencia que recordaré siempre.
Millones de años de evolución natural han convertido lo que en un día fue un lago inmenso de agua salada, la salina más grande del mundo. La experiencia de vivir el Salar Uyuni de día y de noche, es innegociable. Un lujo al alcance de muy pocos con una ubicación excepcional y una estancia fuera de lo común con todo lujo de detalles en las Deluxe Campers. Dos días y dos noches para cenar dentro del salar, apreciar sus volcanes, ver los cactus salados y, sobre todo, contemplar la vía láctea en el cielo y también reflejada en el suelo con el efecto espejo.
Un viaje que quise culminar en Laguna Hedionda de camino al Desierto de Atacama de Chile para conocer en primera persona los excepcionales y peculiares alojamientos de Domos Andina. Un alojamiento excepcional a orillas del lago, rodeados de flamencos rosados, donde los amaneceres y atardeceres tiñen sus aguas mientras los Andes se reflejan en sus aguas.
Un recorrido por toda Bolivia que me descubrió un país que oculta mucho más de lo que esperas y que, desde Bestours Viajes, recomendamos culminar en Chile con el desierto de Atacama o iniciar en Perú, conociendo el Machu Pichu.