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Experiencias Travel Planner

En primera persona: Arabia Saudí, el triángulo del lujo

Cerrado durante siglos al turismo extranjero, Arabia Saudí se presenta desde hace cuatro años, como uno de los países con mejor contenido del golfo pérsico.

Un recorrido que, en esta ocasión, me llevó a cada uno de los vértices que conforman el triángulo perfecto; Riad, Al Ula y Yeda. Tres destinos que consiguieron enamorarme con cada uno de sus monumentos –la mayoría inscritos como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco– y que confirmaron todas las sospechas que tenía. Arabia Saudí es el destino por descubrir y desquitarse de todos los complejos y prejuicios que persiguen al país.

Arabia Saudí es perteneciente al World Heritage, con más de seis monumentos que quitan el hipo a cualquiera, y que pude disfrutar durante un viaje de más de seis días donde me empapé de la cultura islámica y sus tradiciones.

Todo empezó en la ciudad de Riad, sin duda alguna, una ciudad de contrastes. Moderna y tradicional a partes iguales, el mundo la ubica por su emblemática Kingdom Tower, pero sus calles no han perdido su verdadera esencia. La huella de la historia se palpa en el distrito histórico y arqueloógico, At-Turaif. Un museo viviente en el que pude apreciar la vida fuera de las murallas y vivir en primera persona la cultura de un país cuyos orígenes perduran en sus gentes.

Pocas cosas he visto a lo largo de los años, como el Distrito de At Turaif en ad Dir’iyá. En el corazón de la Península Arábiga, Riad se alza como pionera en el nuevo concepto de ciudad prospera mientras mantiene la fe y el rezo como epicentro de su funcionamiento. Una arquitectura que choca de frente con la infinidad de palacios que rinden homenaje a la religión mientras el conjunto urbano rodea el oasis de ad-Diriyá.

Todo diseñado bajo el detalle y el saber hacer de la cultura árabe, un atributo que explosiona en su torre de referencia, la Kingdom Tower, donde se ubica el Four Seasons Riad. Un auténtico paraíso del lujo saudita. Una experiencia del más allá pensada para los amantes del lujo y la exquisitez.

Para aquellos que prefieran, el bienestar de los hoteles boutique que ofrecen una experiencia personalizada, Almashreq es el lugar donde hospedarse. Una propuesta distinta a los lujos excéntricos que rodean la Kingdom Tower, pero que mantiene el lujo más sublime en un entorno más cercano al mundo real.

Rumbo a la historia

Todavía perplejo por la suntuosidad de Riad, puse rumbó a Al Ula. Un lugar sagrado donde pude apreciar los colores ocres, cálidos y tostados de la naturaleza saudita en la inmensidad del desierto.

Es la visita que no puedes perderte. Fue el primer lugar, de todos los que tiene, declarado Patrimonio de la Humanidad del Reino de Arabia Saudita. Un lugar donde solo podrás sentirte diminuto. El punto cero de la civilización nabatea, un auténtico yacimiento arqueológico con más de 111 tumbas con restos originales y que, con un aura difícil de describir, propone más preguntas que respuestas.

Una construcción casi imposible de comprender a los ojos de los más ingenuos. Es la capital de los monumentos. Ubicada en el valle del desierto es, lo que muchos consideran, un auténtico viaje en el tiempo, como el que yo mismo viví.

El alojamiento en AlUla es exclusivamente para los fanáticos del lujo y la comodidad. Un santuario encantado suspendido en el tiempo y el espacio, así es Habitas AlUla. Un resort de villas diseñadas de manera sostenible en el entorno natural del valle de Ashar. Podía sentir la paz y la fuerza de la naturaleza en un solo instante.

Si has estado en Petra, Al Ula es su hermana gemela con menor reputación global, pero sin nada que envidiarle, y para muchos, llega incluso a superar la esplendor de Petra dada su variedad paisajística.

Auténtica por encima de todas

Decorada por un paisaje gris y un cielo arenoso, Yeda puso punto final a mi expedición saudita, que me regaló la experiencia más auténtica. Ciudad de gran tradición artesanal, se mantiene fiel a su espíritu milenario. Comercios locales y casas de arquitectura tradicional me permitieron entender qué significa para los musulmanes la ciudad conocida como la puerta a La Meca.

Pintada por blancos y acabados de madera, es la mezcla entre dos mundos: una urbe contemporánea por la que transitan cientos de peregrinos en busca de la fe. El casco histórico, con arquitectura arábiga allá donde mires, es de los primeros regalos visuales que te ofrece la ciudad, pero si sabes donde ir, sabrás encontrar nuevos placeres.

El silencio de sus calles es, especialmente por la mañana, ensordecedor. Una zona que sufre una metamorfosis según llega la noche para mostrarte la otra cara de una ciudad llena de vida. La mezquita flotante o la mezquita Abdul Qadir Faquih son algunas de las paradas obligatorias.

Una magia distinta que también se traslada al Rosewood Jeddah. Con 127 suites es considerado el primer hotel de lujo de la ciudad. Una categoría que lo ha catapultado al primer puesto y que no ha perdido desde que abriera sus puertas. Un lugar donde pude encontrar la paz que ofrece el Mar Rojo y la comodidad de la hospitalidad árabe.

Tres ciudades que conforman un triángulo perfecto para entender la magia de un país por descubrir donde, todavía, todo es esencia propia.

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